José Antonio Lozano es un convencido de la semilla certificada. En la práctica totalidad de sus sementeras recurre siempre a ella. Las siembra de veza, centeno, guisante y otros cultivos son con certificada. En trigo y cebada alterna un año con otro R1 para después acondicionar el grano y reutilizarlo la próxima campaña para la siembra. “Es la semilla que viene mejor preparada”, enfatiza Lozano.
Este agricultor abulense trabaja 90 hectáreas en Palacios de Goda y gestiona otras 30 de su padre y su tío. También pone colza, patata y remolacha. Tiene secano y regadío. Es de los que procura mantener las fincas libres de malas hierbas. “Recoger una cosecha limpia depende mucho de cómo sea el agricultor”, advierte.
“Con la certificada es mejor la nascencia y da más producción, aunque también influye cómo venga el tiempo…”, señala. Para elegir qué variedades de cereal pondrá se deja asesorar por los técnicos en los que confía. Luego son los resultados los que le hacen seguir con la misma variedad o variar a otra con mejores perspectivas. Cuando un experto le dice que cambie siempre hace, al menos, un ensayo. “Las nuevas variedades son importantes. Y me gusta probar”, desvela con orgullo.
La misma filosofía de trabajo, marcada por el interés y el propósito de mejorar siempre, es la que le hace estar al día de los nuevos avances que trae consigo la investigación de los obtentores de semilla. Y es consciente de que esa pequeña cantidad económica que aporta al comprar certificada o al acondicionar grano sirve para que esos trabajos sigan adelante y lleguen a buen fin.
Las nuevas variedades permiten que Lozano elija aquellas que son más adecuadas para los terrenos de Palacios de Goda. “Las hay que se adaptan mejor a mi tierra. Algunas prosperan más que otras en la parcela. La que pruebo y me va bien la apunto para ponerla el próximo año”, asegura.