A Diego Hernández no le faltan ocupaciones ni le sobra tiempo por no saber qué hacer. Además de la explotación Agrícola Llorente gestiona la seleccionadora Semilla Esgueva. Atiende las fincas propias para obtener su propia cosecha y multiplica para otros en Villarmentero de Esgueva (Valladolid). La semilla certificada es la piedra angular de todo lo que hace.
“Todos los años multiplico y me quedo con R1 y algo de G4 para uso propio”, confirma. Hernández es un firme defensor de la certificada. “Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”, afirma tajante. No tiene dudas. Y confía en las cualidades de lo que siembra si tiene la pureza genética acreditada.
Sabe que la producción será mejor y que, al final de la campaña, las cuentas salen en su favor. “Me ha sorprendido que la gente ha aceptado bastante bien el canon que abona por el acondicionamiento. Hay quien tiene miedo a las inspecciones”, apunta. Su receta para el resto de agricultores es que pongan R1, para que después puedan acondicionar el grano e ir renovándolo campaña a campaña.
Producción, buena nascencia, sanidad vegetal, trazabilidad buen resultado económico son los argumentos en favor de la semilla certificada de este agricultor de Villarmentero de Esgueva.