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“El agricultor está cada vez más convencido por la semilla certificada”
“La demanda de semilla certificada ha aumentado mucho. No hemos tenido suficiente, pero ha habido mucha más demanda. Habríamos vendido el doble si lo hubiéramos tenido”, atestigua de manera tajante Carlos Colmenares, director del centro de alto rendimiento de selección de semilla de la cooperativa Agropal en Magaz (Palencia). La única pega ha venido esta vez de mano de la meteorología, que dejó la última cosecha casi en algo testimonial.
“Ha sido un mal año en los campos de multiplicación, incluso en los de regadío. Ha habido caídas del 20% para mantener los parámetros de calidad que siempre respetamos”, apunta el experto de Agropal. Los cooperativistas han podido visitar la nueva seleccionadora instalada en Magaz, una de las mejores de Europa, para comprobar la calidad y eficiencia con la que funciona.
“La tratadora es muy exacta y los socios califican de ‘increíble’ cómo deja esta seleccionadora el grano. No se ve nada de bromo, por ejemplo”, describe Colmenares. “El socio está cada vez más convencido de usar la semilla certificada”, concluye.
La razones que ven en Agropal son, sobre todo, que incluso utilizando menos dosis para la siembra es mejor la nascencia. “La tendencia es que, con la nueva planta de selección, el empleo de semilla certificada vaya para arriba”, concluye Carlos Colmenares.
Su previsión es que, si todo se desarrolla con normalidad, de la planta salgan la próxima temporada entre siete y ocho millones de toneladas de semilla. También hacen reempleo de grano para los socios, con todos los trámites legales necesarios, incluyendo el abono del canon.
“El agricultor británico está obligado a compartir la información sobre el grano que reemplea”
Penny Maplestone, chief executive en la asociación británica de obtentores BSPB, fue la encargada de mostrar cómo funciona en el Reino Unido el sistema de cobro de un canon por reempleo de grano.
El sistema británico para el cobro de una remuneración sobre el grano reempleado (en inglés, Farm Saved Seed, FSS) comenzó en 1996 y fue reajustado en 1999 y en 2007.
Se basa en un acuerdo nacional entre las entidades que representan a los obtentores y las organizaciones agrarias, dentro de un esquema en el que también participan los centros de selección que tratan el grano reempleado.
La asociación BSPB (iniciales de la British Society of Plant Breeders, Asociación Británica de Obtentores de Plantas) administra el sistema y cobra la remuneración por grano reempleado en nombre de los obtentores, a los que después asigna los fondos correspondientes para financiar su labor investigadora.
Los cultivos que funcionan bajo este sistema son trigo, cebada, avena, guisantes, judías, colza, triticale, linaza y altramuces.
El agricultor cuenta con dos vías para realizar el pago:
- A través del centro de selección de grano reempleado. La asociación BSPB cuenta con un acuerdo voluntario con la mayor parte de los centros de selección de semillas para el cobro de ese canon.
La remuneración se recauda sobre el número de toneladas de grano procesadas. BSPB recauda ese dinero dos veces al año: en junio y en diciembre. De hecho, un 75% de la remuneración por grano reempleado que BSPB obtiene llega a través de los centros de selección.
2. La otra vía es el pago directo a la asociación BSPB. Si el agricultor opta por esta fórmula, deberá pagar no por volumen, sino en función de la tarifa establecida por hectárea para cada cultivo. Emitirá una declaración de las variedades sembradas y del número de hectáreas y BSPB le facturará en función de esos datos.
La asociación BSPB ha puesto en marcha una campaña de comunicación reclamando ‘juego limpio’ (fair play) en relación con el reempleo de grano.
Se ha desarrollado de forma conjunta con las asociaciones agrarias y persigue que todos los agricultores conozcan su obligación de colaborar en relación con el grano reempleado, por qué el canon es vital para los obtentores y cómo ello beneficia a las propias explotaciones agrarias. La página web de la campaña es www.fairplay.org.uk.
“Solo podremos atender la demanda futura de trigo desde la investigación y la cooperación global”
El trigo es sin duda el cultivo más importante para los seres humanos, al constituir una de las principales fuentes de hidratos de carbono y proteínas para las personas, además de ser el alimento más comercializado en el mundo.
Así lo ha señalado Alisa-Naomi Sieber, gestora de programas de la plataforma Wheat Initiative, durante la jornada sobre Innovación en Cereal. Como destacó durante su intervención, el trigo se cultiva en 120 países y supone el 11% de la producción agrícola mundial, así como el 16% de la superficie de cultivo.
Con todo, la producción de este cereal debe crecer un 60% de aquí a 2050 para atender la demanda, “algo que solo se puede conseguir desde la innovación y la cooperación global”.
La Wheat Initiative (Iniciativa Trigo) fue puesta en marcha por un acuerdo de los ministros de Agricultura del G20 para coordinar la investigación global sobre trigo. Su sede central está en Berlín.
Se creó en 2011 y supone un marco de trabajo en el que se establecen prioridades para la investigación global sobre trigo, abarcando países desarrollados tanto como en vías de desarrollo.
La Wheat Initiative promueve la comunicación entre los investigadores, las fuentes de financiación y los legisladores, y aspira a una investigación eficiente y a largo plazo.
Esta actividad “debe llevar a obtener mejores variedades de trigo y a extender por todo el mundo el conocimiento de mejores prácticas agronómicas”. El objetivo es “mejorar los rendimientos de este cereal en todo tipo de suelo y clima”, según Sieber.
“Por cada euro invertido en mejora genética de cereales, el sector productor recibe un beneficio de 7 euros”
Cada euro invertido por las compañías obtentoras en la mejora genética de los cereales repercute en un beneficio de siete euros para el sector productor. Así lo señaló el vicepresidente de la Sección Cereales y Proteaginosas de ANOVE, Valentín López, durante la jornada sobre Innovación en Cereal.
Durante su ponencia ‘Retos en la investigación de cereales en España’, López apuntó que en España “más del 50% de la evolución de los rendimientos es debida a la mejora genética de las nuevas variedades de cereales”, muy por encima de factores como la fertilización, la densidad de siembra, el ajuste fenológico, el control de malas hierbas o la mecanización.
Esta labor investigadora se ha revelado como esencial para adaptar la actividad agrícola al cambio climático, con un aumento generalizado de las temperaturas y una gran inestabilidad en las precipitaciones.
En ese sentido, está permitiendo obtener plantas más eficientes en el uso del agua y adaptar los ciclos a las nuevas condiciones ambientales y climáticas, “manteniendo parámetros de resistencia a frío invernal y fotosensibilidad en la fase vegetativa”.
Las nuevas variedades también ofrecen un mejor comportamiento ante la reducción de los fertilizantes, de modo que se avanza en la búsqueda de plantas que se adapten a estados carenciales o de déficit de nutrientes esenciales (NPK) y oligoelementos. “Hoy tenemos variedades ‘fertiless’, que en situaciones de carencia de nitrógeno mantienen la producción y el nivel de proteína en grano en un rango de tolerancia -10% N disponible”, recalcó el responsable de ANOVE.
En cuanto a la resistencia a enfermedades, se han incorporado nuevos genes de resistencia a plagas y patógenos (rax, mayetiola…), si bien “necesitamos combinar estas resistencias con agentes químicos”. De este modo, “tenemos que integrar en la semilla ambas fuentes, por lo que debemos crear un marco regulatorio estable basado en la eficiencia y el respeto al medio ambiente”, recalcó.
Por todo ello, definió el “gran reto” al que se enfrenta el sector, que es el de “contar con un modelo de financiación de I+D que garantice la sostenibilidad de los programas de mejora, con un acuerdo estable a largo plazo”. Por eso resulta “fundamental” que todos los eslabones de la cadena de valor (obtentores, semillistas, agricultores, transformadores industriales, proveedores de suministros y administraciones) entiendan que es “estratégico” potenciar los programas de mejora en cereales.
“Todo el sector del cereal tiene que innovar para seguir siendo rentable y sostenible”
Todo el sector del cereal debe implicarse a fondo en la innovación para seguir siendo rentable, sostenible, y producir alimentos de calidad a una población creciente. Esta es una de las conclusiones de la jornada Innovación en Cereal que han organizado ASAJA, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias de España y ANOVE-GESLIVE en el Ministerio de Agricultura.
Estas instituciones han puesto en valor el convenio firmado recientemente sobre reempleo de granos para siembra, que, según han destacado, aportará “transparencia y mayor calidad y rendimiento de los granos al sector de cereales”.
La jornada, inaugurada por el secretario general de Agricultura y Alimentación, Carlos Cabanas, ha contado con diversos ponentes que han explicado los retos que tiene el sector cerealista a nivel internacional, europeo y español, que tiene el principal reto de seguir produciendo este alimento básico para una población mundial en continuo crecimiento.
Durante la jornada se presentó la iniciativa que ya existe en Reino Unido, similar al convenio firmado por estas organizaciones en el mes de julio, en la que apuestan por la unidad de todos los actores implicados para conseguir un sector fuerte y preparado para superar los nuevos retos que se nos plantean cada día.
Los expertos del Copa-Cogeca, Pedro Gallardo, vicepresidente de Cereales, y Thor Gunnar, presidente de Semillas, destacaron que las técnicas de mejora genética son fundamentales y son la herramienta por la que debe apostar la UE para dar soluciones a los efectos del cambio climático. El ciudadano europeo debe ser consciente que la innovación hace que tenga alimentos en su nevera todo el año.
La jornada finalizó con una mesa redonda moderada por Silvia Capdevila, Subdirectora General de Cultivos Herbáceos e Industriales y Aceite de Oliva, en la que participaron Juan Sánchez Brunete de ASAJA, Juan Ignacio Senovilla de UPA, Agustín Herrero de Cooperativas Agro-alimentarias de España y Antonio Villaroel de ANOVE. Todos remarcaron la importancia del convenio que no obliga a nada más de lo que ya recoge la normativa.
Agustín Herrero destacó que el sector del cereal tiene retos importantes, y para alcanzarlos las claves son la investigación y la innovación. Asimismo, señaló que un mayor uso de semilla certificada va a mejorar la rentabilidad de las explotaciones.
Sánchez Brunete afirmó que hay que explicar bien el convenio para que los agricultores entiendan que es beneficioso para avanzar en innovación.
Nacho Senovilla afirmó que una buena semilla es fundamental para obtener buena cosecha, y que el reto de los agricultores es que tenemos que producir más y más barato para asegurar la rentabilidad de las explotaciones.
Por su parte, Antonio Villarroel remarcó que este acuerdo es un modelo sostenible de colaboración entre agricultores, cooperativas y obtentores para avanzar en la innovación. Puntualizando que la mejora genética no es nada más que la esencia de la agricultura.
La semilla certificada concita un gran consenso en el campo
No hay dudas. Las organizaciones agrarias, las cooperativas de agricultores, las empresas obtentoras y la Junta de Castilla y León defienden a capa y espada las virtudes de la semilla certificada. Y, en consecuencia, apuestan por que sea la que se siembre para producir mejores alimentos y que la actividad le resulte rentable al productor.
Lorenzo Ramos, secretario general de UPA; Ángel Villafranca, presidente de Cooperativas Agro-Alimentarias; Pedro Barato, presidente de Asaja; Jorge Llorente, viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Tecnológico Agrario), y Antonio Villarroel, secretario general de Anove, han recalcado una y otra vez que la semilla certificada es la que más produce, da un cultivo con mejor sanidad vegetal y es la única que garantiza la trazabilidad.
Las organizaciones que representan (Asaja, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias y Anove-Geslive) ya suscribieron en julio de 2017 el convenio de acondicionamiento de granos para la siembra, del que se beneficia el agricultor y que Villafranca ha descrito como «un paso adelante para mantener la competitividad de nuestras explotaciones».
Villarroel destaca la trascendencia del Convenio. “Además de mejorar el conocimiento de los agricultores sobre las ventajas de las nuevas variedades vegetales y el uso de semilla certificada, también cubrimos objetivos añadidos que fomentan la investigación”, ha manifestado.
“Es bueno que el agricultor tenga diferentes opciones para declarar el grano acondicionado y evitar los problemas arrastrados en los últimos años”, ha recalcado el secretario general de UPA.
Sobre la rentabilidad de la semilla certificada, el viceconsejero de la Administración regional deja claro que “incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%”.
Barato explica que Asaja “quiere potenciar el suministro de semillas de alta calidad entre los agricultores, impulsando un sistema que garantice la competitividad del sector agrícola mediante la innovación la mejora y la renovación varietal. El uso de semilla certificada aporta, sin duda, múltiples beneficios para el agricultor en cuanto a mejora de los rendimientos, mayor adaptabilidad a las condiciones climáticas, etc”.
Entrevistas:
Acondicionar el grano, una opción que también sale rentable
La normativa comunitaria y española dedica especial atención a la denominada ‘exención agrícola’, que permite a los agricultores el reempleo de grano de variedades protegidas para la siembra en la propia explotación.
Esta exención es del todo lícita siempre que se efectúe a título individual, y siempre que proceda de un origen legal: de una anterior compra de semilla certificada por el propio agricultor.
El Convenio Marco sobre Reempleo de Grano para Siembra suscrito en junio de 2017 fija un baremo unificado de remuneración por esta reutilización de grano.
De esta manera, se simplifica el pago de estas retribuciones por parte del agricultor, que son de 12 euros por tonelada de grano acondicionado cuando el agricultor use los servicios de un acondicionador.
Al mismo tiempo, se establecen diferentes cantidades en función de los rendimientos medios de la comarca, cuando el agricultor recurra a una organización agraria u otra entidad gestora de la PAC que haya suscrito un convenio de colaboración con Geslive.
Una excepción a este régimen está en la figura del pequeño agricultor, que está exento de la contribución económica por reempleo.
Para delimitar qué agricultor puede ser considerado ‘pequeño agricultor’ el convenio fija una superficie máxima de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación.
De este modo, se establecen cuatro tipos de explotaciones o zonas:
Zona A
Secano de rendimientos medios comarcales menores o igual a 2.200 kilos por hectárea: 60 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.
Zona B
Secano de rendimientos medios comarcales entre 2.200 y 3.200 kilos por hectárea: 40 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.
Zona C
Secano de rendimientos medios comarcales de 3.200 kilos o más por hectárea: 20 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.
Zona D
Regadío: 10 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.
En el caso de que la explotación de un agricultor se halle situada en comarcas con diferentes rendimientos medios, se aplica un índice de ponderación, que es de valor 1 en la superficie A, de 1,5 en la superficie B, de 3 en la superficie C y de 6 en la superficie D.
El Convenio Marco establece que corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.
“La semilla certificada es la mejor opción para cereal de regadío”
Amadeo Jiménez siembra todos los años 50 hectáreas de cereal de regadío en su explotación de El Carpio, en el suroeste de la provincia de Valladolid. Su planteamiento agronómico incluye la rotación con patata y remolacha, aunque la explotación (de 95 hectáreas en total) abarca otros cultivos, como el guisante.
En el caso del trigo y la cebada su estrategia pasa por obtener los mayores rendimientos posibles, por lo que siempre dedica a estos cultivos los mejores suelos, “donde los vas a poder atender mejor y vas a tener agua disponible”.
Por esa misma razón no se plantea otra posibilidad que la de comprar semilla certificada. Compra R2, que siembra para obtener altas producciones y para obtener su propia semilla.
“La semilla certificada es la mejor opción para el cereal de regadío”, señala, “tanto por los rendimientos como por la sanidad vegetal”. De hecho, lleva más de 20 años dedicado a la agricultura y en este tiempo ha notado “claramente” la mejora experimentada por las variedades.
No solo en las producciones, que han mejorado de forma evidente, sino en relación con la sanidad vegetal, “puesto que la semilla cuenta cada vez con una genética más preparada para hacer frente a las enfermedades”, remacha.
Jorge Llorente: “La Junta impulsa el uso de semilla certificada con jornadas y el resultado de los ensayos”
Jorge Llorente es viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Técnológico Agrario). Hasta septiembre, su último cometido había sido el de director general de Producción Agropecuaria e Infraestructura Rural. Llorente, licenciado en Veterinaria, ha ocupado también en la Junta diversas responsabilidades: director general de la Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria de la Consejería de Sanidad, en la que también fue jefe de Servicio de Evaluación de Riesgos y Gestión de Alertas, jefe de Servicio de Sanidad Ambiental, jefe de Sección de Riesgos Biológicos, técnico del Servicio de Protección de la Salud y veterinario inspector de Sanidad y Consumo. Un buen conocedor en todos los ámbitos de lo que supone el empleo de semilla certificada.
-¿Qué aporta la semilla certificada al sector agrícola?
-En primer lugar pureza varietal; saber que la semilla que tenemos es toda de la variedad elegida, que no hay mezclas ni de otras variedades, ni de otras especies. Supone un alto nivel de germinación, por encima del 90%, mientras que otro tipo de semilla no certificada está por debajo del 80% de germinación.
Implica sanidad a la semilla, garantizando que está libre de enfermedades que se transmiten a partir de la semilla, así como evita la mezcla con semillas de malas hierbas. También, homogeneidad en los lotes, al comprar una semilla certificada se garantiza una homogeneidad en germinación, desarrollo de las plantas y en el rendimiento final, evitando nascencias irregulares y extendidas en el tiempo.
-¿Y respecto a la trazabilidad?
-Garantizan una trazabilidad del producto, conociendo su origen, las posibilidades productivas y su adaptabilidad a distintas condiciones edafoclimáticas. La garantía de trazabilidad es más importante si el uso del grano es para consumo humano (harinas, panadería, galletas, sémolas). La semilla certificada es la única que garantiza el origen, la sanidad vegetal y la ausencia de enfermedades.
Con su uso se garantiza la sostenibilidad de los programas de I+D para la mejora de las variedades, lo que va a permitir seguir mejorando en rendimientos, en resistencia a enfermedades, en adaptabilidad al cambio climático.
-¿Es más cara la semilla certificada?
-También se produce un ahorro de significativo de costes, tanto por la menor dosis de semilla empleada en la siembra, si es certificada, como los asociados al tiempo y a la logística necesaria para el acondicionamiento del grano.
-¿Cómo incide en la renta del agricultor?
-Aunque se pueda pagar una cantidad mayor por el uso de semilla certificada, su empleo garantiza un mayor rendimiento, basado en lo comentado anteriormente, garantiza una mayor nascencia, garantiza ausencia de enfermedades, garantiza una homogeneidad en el desarrollo, garantiza una adaptabilidad a la zona de producción, todo ello incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%.
Los obtentores de semillas y los representantes de los agricultores han firmado recientemente un convenio sobre el reempleo de granos para siembra que según las organizaciones firmantes, “aportará transparencia y mayor calidad y rendimiento de los granos al sector de cereales y oleaginosas”.
-¿Qué opinión le merece la firma del convenio de acondicionamiento de grano?
-Buena. En primer lugar porque llegar a un acuerdo entre diferentes grupos y entidades siempre es positivo, además de contribuir a la mejora del conocimiento de los agricultores sobre las ventajas que aportan las nuevas variedades vegetales y la promoción del uso de semilla certificada.
Asimismo, el acuerdo va a fomentar la divulgación de la normativa vigente en relación al reempleo de grano para siembra y contribuirá a la normalización del mercado de semilla. De igual forma, este convenio facilitará a los agricultores la información necesaria para acogerse a la «excepción del agricultor», prevista en la normativa aplicable, en particular en lo que se refiere a los pequeños agricultores de cereal, de forma que se favorezca la trazabilidad de la semilla utilizada por los agricultores.
Al mismo tiempo, se promoverá la firma de contratos de colaboración con terceras entidades debidamente autorizadas, al objeto de facilitar el cumplimiento de sus obligaciones derivadas del reempleo de granos para siembra de variedades protegidas. Por otro lado, el convenio crea una comisión de seguimiento y mediación para su impulso y desarrollo en aquellos aspectos que requieran su concreción, lo cual constituye una garantía para su cumplimiento.
-¿Cuál es el compromiso de la Junta de Castilla y León con la semilla certificada?
-El compromiso de la Junta de Castilla y León con el uso de la semilla certificada se demuestra con la participación, junto con Anove (Asociación Nacional de Obtentores Vegetales), en una jornada dirigida a agricultores en los años 2016 y 2017, para la promoción de la semilla certificada, que se celebra en Zamadueñas.
-¿El de Itacyl?
-El Itacyl, a través de su participación dentro de la Red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos), contribuye a través de sus campos de ensayos y la publicación de resultados, a la difusión de las características de las nuevas variedades certificadas que aparecen en el mercado, contrastando su adaptabilidad a distintas áreas agroclimáticas de Castilla y León.
Asimismo, los distintos programas de mejora genética que se llevan a cabo en el Itacyl, han dado lugar a la obtención y registro de variedades. El uso de estas variedades a través de la semilla certificada, contribuye a la obtención de un canon que puede contribuir a financiar estos planes de mejora. Desde este punto de vista, el uso de semilla certificada de alguna manera nos favorece.
-¿Se generaliza el uso de la semilla certificada en Castilla y León? ¿Cómo lo impulsa la Administración regional?
-Cada año, el uso de semilla certificada en Castilla y León aumenta, aunque todavía estamos por debajo de la media nacional que está en torno al 27%, mientras que en Castilla y León está alrededor del 16% en esta última campaña, lo que ha supuesto un incremento de cinco puntos respecto a la campaña pasada que era de un 11%. La tendencia es al alza, aunque aún estamos lejos de comunidades como Andalucía que superan el 40% del uso de semilla certificada.
La Administración regional, lo impulsa a través de las jornadas antes mencionadas y con la divulgación de los resultados de los campos de ensayo del Itacyl, donde se remarca la importancia del uso de semilla certificada.
-¿Cómo afecta a la mejora en la calidad de las cosechas de la región el mayor empleo de semilla certificada?
-Los datos sobre la influencia de la semilla certificada en los rendimientos son claros el rendimiento medio de las diez variedades de trigo más sembradas en España. Se ha incrementado en las últimas catorce campañas a razón de 30 kilos por hectárea y año: 300 kilos de producción más por hectárea cada diez años.
Estos datos objetivos y científicos, contrastados por la red Genvce, son los que acreditan el trabajo de las casas de semillas en favor de la producción y la rentabilidad. No sólo se ven las mejoras en las estadísticas de rendimiento, sino que también pueden verse mejoras en lo referente a calidad, tanto en harinas, calidad de sémolas, rendimientos grasos y también mejoras respecto a resistencia a plagas y enfermedades y adaptabilidad a condiciones meteorológicas adversas.
-¿A qué aspectos se refiere?
-Trazabilidad, homogeneidad de los lotes, aumento del rendimiento, resistencia a plagas y enfermedades y mejora de la calidad.
En números un aumento del rendimiento de 30 kilos por hectárea anuales. Supone que en diez años tengamos variedades que producen 300 kilos por hectárea más, lo que supone un incremento de 54 euros por hectárea. Teniendo en cuenta que los costes de un cereal por hectárea están entre 400 y 480 euros, esos 54 euros suponen más del 10% de los costes, lo que permitiría pagar el coste de la semilla.
En calidad, donde para trigos de fuerza se exigen proteína por encima del 13% y W (fuerza) superior a 300, estas condiciones sin una semilla certificada son imposibles de conseguir.
Por otra parte, la industria exige lotes homogéneos, que solo los puede dar una semilla certificada. La semilla acondicionada o de otro tipo no puede garantizar homogeneidad, suele tener mezclas. Las semillas certificadas, con variedades para calidad harino panadera, garantizan que un aumento de dosis de abonado va a conseguir mayor rendimiento, mayor proteína y mayor W; aspecto este no garantizado con otro tipo de semilla.
La resistencia a plagas y enfermedades, especialmente variedades con resistencia a razas de roya amarilla, ahorran costes en tratamientos y aumentan el rendimiento. También, si vienen tratadas, previenen contra posibles ataques de plagas en los primeros estadios de la planta.