Acondicionar el grano, una opción que también sale rentable

La normativa comunitaria y española dedica especial atención a  la denominada ‘exención agrícola’, que permite a los agricultores el reempleo de grano de variedades protegidas para la siembra en la propia explotación.

Esta exención es del todo lícita siempre que se efectúe a título individual, y siempre que proceda de un origen legal: de una anterior compra de semilla certificada por el propio agricultor.

El Convenio Marco sobre Reempleo de Grano para Siembra suscrito en junio de 2017 fija un baremo unificado de remuneración por esta reutilización de grano.

De esta manera, se simplifica el pago de estas retribuciones por parte del agricultor, que son de 12 euros por tonelada de grano acondicionado cuando el agricultor use los servicios de un acondicionador.

Al mismo tiempo, se establecen diferentes cantidades en función de los rendimientos medios de la comarca, cuando el agricultor recurra a una organización agraria u otra entidad gestora de la PAC que haya suscrito un convenio de colaboración con Geslive.

Una excepción a este régimen está en la figura del pequeño agricultor, que está exento de la contribución económica por reempleo.

Para delimitar qué agricultor puede ser considerado ‘pequeño agricultor’ el convenio fija una superficie máxima de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación.

De este modo, se establecen cuatro tipos de explotaciones o zonas:

Zona A
Secano de rendimientos medios comarcales menores o igual a 2.200 kilos por hectárea: 60 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona B
Secano de rendimientos medios comarcales entre 2.200 y 3.200 kilos por hectárea: 40 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona C
Secano de rendimientos medios comarcales de 3.200 kilos o más por hectárea: 20 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona D
Regadío: 10 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

En el caso de que la explotación de un agricultor se halle situada en comarcas con diferentes rendimientos medios, se aplica un índice de ponderación, que es de valor 1 en la superficie A, de 1,5 en la superficie B, de 3 en la superficie C y de 6 en la superficie D.

El Convenio Marco establece que corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.

El pago por reemplear grano, más fácil y simple

Con el último Convenio Marco sobre Reempleo de granos para siembra suscrito con fecha 10 de julio de 2017, entre Geslive y las organizaciones agrarias Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias de España, se ha fijado un baremo unificado de remuneración por el reempleo de grano para siembra de las distintas variedades vegetales protegidas de especies de cereales, leguminosas y proteaginosas. De esta manera, se simplifica y facilita el pago de estas retribuciones por parte del agricultor, cumpliendo de una manera sencilla con lo establecido en la distinta reglamentación en vigor, europea y española, en relación a la “exención agrícola”.

Dicho nivel unificado de remuneración por el uso de la exención agrícola que deberán satisfacer los agricultores que reempleen grano para siembra de las especies de cereales, leguminosas y proteaginosas, queda establecido de la siguiente manera:

A. La cantidad de 12 euros por tonelada de grano acondicionado para siembra de cualquiera de las variedades protegidas, cuando el agricultor use los servicios de un acondicionador.

B. Las cantidades siguientes, establecidas, en función de los rendimientos medios de la comarca, en euros por hectárea de superficie sembrada en tales explotaciones con grano de las variedades protegidas, cuando el agricultor use una organización agraria u otra organización gestora de la PAC bajo contrato de colaboración con Geslive.

Zonas Rendimiento medio (Kg./Ha)

Comarcas *

Remuneración

€/ha sembrada

A Secano: Menor o igual a 2.200 1
B Secano: Entre 2.220 y 3.200 2
C Secano: Mayor o igual a 3.200 3
D Regadío 3
*Plan de Regionalización Productiva del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, publicado en el Real Decreto 1470/2007.

 

Este Convenio Marco también establece la información necesaria para que el agricultor pueda acogerse a la excepción del pequeño agricultor. Para delimitar qué agricultor puede ser considerado como “pequeño agricultor” a los efectos de este Convenio Marco, y por ello exento del pago de la remuneración aplicable por reempleo de grano, el Convenio fija una superficie máxima (hectáreas) de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación, que no se debe exceder. Para esta consideración corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.

Cabe recordar que la reglamentación en vigor, europea y española, en relación con la “exención agrícola” permite a los agricultores, para ciertas especies, el reempleo de granos de variedades protegidas para la siembra en la propia explotación.  Es decir, el agricultor puede guardarse grano de su propia cosecha y usarlo como material para la siembra. Esta exención del agricultor será lícita siempre que se efectúe a título individual, y que dicho material de siembra tenga un origen legal, es decir, provenga de una anterior compra de semilla certificada del propio agricultor. Dicho grano obtenido de la cosecha y destinado a la siembra, nunca podrá ser objeto de comercio, ni de intercambio entre agricultores.

 

 

La investigación en nuevas variedades se pone de manifiesto en la cosecha

La salida al mercado de una nueva variedad vegetal para el cultivo –más productiva y mejor adaptada a terrenos con características específicas- le supone a su creador (Obtentor), al menos, un esfuerzo de doce años de trabajo, fijando y seleccionando aquellos caracteres genéticos que aporten una mejora, así como una inversión de entre 1 y 1,5 millones de euros. Este esfuerzo se ve recompensado a medida que la variedad se establece en el mercado, gracias a sus cualidades, y que el agricultor sabe recompensar, aumentándose la demanda de semilla certificada.

Resulta totalmente imprescindible mantener estos programas de mejora, con el objeto de que los agricultores dispongan de nuevas variedades, cada vez mejores, que se adapten a las condiciones agro-climáticas determinadas de sus explotaciones. Sólo es posible la mejora de las variedades vegetales mediante una inversión continua en programas de investigación y desarrollo, aplicando por parte de la Industria de la Obtención todas las herramientas técnicas y científicas, garantizando de esta manera la máxima eficiencia en la mejora.

Una vez que es obtenida una nueva variedad, está debe pasar una serie de rigurosos exámenes técnicos y agronómicos, como requisito para ser admitida en el Registro de Variedades Comerciales. Estos exámenes oficiales son efectuados por la Oficina Española de Variedades Vegetales,  organismo perteneciente al Ministerio de Agricultura (Mapama). Esta nueva variedad es, además, testada por la red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España), con el objeto de verificar, mediante ensayos en campo, su adaptabilidad a las distintas condiciones edafológicas y agroclimáticas de la península, así como obtener una ficha técnica de sus concretos resultados agronómicos para cada una de las zonas ensayadas. Estos ensayos oficiales son tediosos y muy meticulosos, aportando unos resultados agronómicos específicos para la variedad, que servirán como guía técnica al agricultor a la hora de seleccionarla como opción para la siembra en su explotación.

La elección por el agricultor de la variedad a sembrar cada campaña es una tarea que debe hacerse bien meditada, tomando en consideración todas las características específicas de dicho material  y contando con el mejor asesoramiento. El éxito de esta elección será visible en el momento de la cosecha.

 

El convenio, gran paso para mejorar la producción

El Convenio Marco de Colaboración sobre reempleo de granos para siembra suscrito por Geslive, Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias de España es un gran paso para mejorar la sostenibilidad de la producción de cereal en España a través de la puesta a disposición de los agricultores de las mejores variedades: más productivas, más resistentes y mejor adaptadas a las circunstancias de las distintas zonas de España.

El agricultor dispone ahora de manera más cómoda y asequible de todas las variedades de semilla certificada que mejor se adaptan a sus terrenos. Las empresas obtentoras de semillas investigan día a día para obtener las más productivas en cada zona y que incorporan en su genética la tolerancia y resistencia a enfermedades y plagas.

De esta manera, el agricultor realiza su mejor inversión cuando siembra con certificada, que además es la única que garantiza la trazabilidad que demanda el mercado.

Los datos objetivos y científicos acreditan que en los últimos catorce años el rendimiento medio de las diez variedades de trigo más sembradas en España ha aumentado en 30 kilos por hectárea y año. Todo ello gracias a la aportación que supone la incorporación al mercado de nuevas variedades, que son de mejor calidad, más productivas y que por tanto resultan también más rentables.

“La R2 es la mejor opción para el agricultor y otros países lo han visto antes que nosotros”

Urbano Blanco es uno de los impulsores del Centro de Alto Rendimiento de Selección de Semilla que la cooperativa Agropal ha puesto en funcionamiento en Magaz de Pisuerga (Palencia). Suya es la frase de que la próxima revolución en secano vendrá por la semilla.

-¿Cómo ha sido el primer año de vida de su centro de selección?

-El centro selecciona semilla certificada R1 y R2, tanto de Agropal como de las empresas que contraten este servicio. En realidad lo vemos como una oportunidad para cooperativas que no desean realizar una inversión igual de importante que la que hemos hecho nosotros. Dicho esto, el centro ha funcionado por debajo de su capacidad por dos razones muy claras: porque se trataba del primer año de unas instalaciones de nuevo cuño y porque la falta de agua ha hecho que el conjunto de la agricultura estuviera muy limitado.

-¿Y cuál va a ser la evolución del centro a partir de ahora?

-El año que viene el objetivo es alcanzar los 10 millones de kilos en el centro de Magaz, con un objetivo a medio plazo que consiste en concentrar toda la actividad de la cooperativa en el centro y desde allí distribuir a los agricultores desde los diferentes centros de distribución. Cada uno de ellos cuenta con dos silos herméticos. También por medio de camiones a los clientes más fuertes.

-Cuando habla de toda la actividad…

-La cooperativa trata unos 25 millones de kilos al año.

-¿Y cuál es su objetivo?

-Nuestro objetivo es ser tan competitivos que el agricultor se convenza de que no le resulta rentable reutilizar su grano: que use R2 de Agropal todos los años. En todo caso, por el momento Agropal vende esa semilla certificada y presta el servicio de acondicionamiento de grano. Nuestra estrategia no pasa por cerrar esa vía; se trata más bien de convencerle de nuestra propuesta. Se trata de una carrera de medio fondo en la que aspiramos a imponer el modelo que ya triunfa en la Unión Europea, en Navarra, Aragón o Cataluña.

-¿Por qué?

-Porque en esos territorios se ha demostrado que cuando se trata bien al agricultor y se le vende R2 se incrementa el uso de ese tipo de semilla. En Francia, por ejemplo, el uso de certificada está en el 85% y en países como Alemania y el Reino Unido ese porcentaje es similar.

-Pero defiéndame esa apuesta desde un punto de vista agronómico.

-Está demostrado que el escalón más productivo es el R2. A partir de R3 la genética decae mucho, sobre todo en relación con los rendimientos. La semilla R2 es mucho más productiva haciendo exactamente lo mismo. Tanto como la R1, solo que esta le resulta mucho más cara al agricultor. Esta última solo es recomendable para quien desee hacer su propia R2.

-Entonces, ¿la semilla certificada compensa económicamente?

-La R2 es la mejor opción para el agricultor y otros países de la UE lo han visto antes que nosotros. Entre otras razones, como la sanitaria, porque en el caso de la R2 existe una capacidad de germinación de casi el 100% de los granos, de modo que si dispones de una sembradora bien equilibrada puedes rebajar de forma considerable tu dosis de siembra.

-Eso choca bastante con ciertas costumbres…

-Por supuesto. Contrasta claramente con la tradición del agricultor español, que siembra muchos kilos por hectárea porque cuenta con poca capacidad de germinación. Hay experiencias de sembrar 125 kilos de R2 por hectárea y obtener mayor rendimiento que con 220 kilos de grano de baja calidad.

-Tanto al comprar la semilla como al pagar el canon por reempleo de grano estamos contribuyendo a la investigación de variedades.

-Porque es fundamental. Llevamos cerca de quince años obteniendo variedades más productivas para una meteorología normal, algo árida. En Castilla y León la principal amenaza es que se adelanten las altas temperaturas al mes de mayo, lo que puede reducir la cosecha en un 50%. Es ahí donde la investigación está avanzando mucho. Siempre digo que la revolución que viene, en secano, llegará por la semilla: debemos estar preparados con semillas aptas para climas poco benignos.

 

“El campo está más limpio cuando usamos semilla certificada”

La semilla certificada siempre vale la pena. “Se nota en un mayor rendimiento y en que la semilla viene más limpia, sin malas hierbas”. Así lo señala el agricultor de San Llorente (Valladolid) Santiago Bombín, que siembra semilla certificada y la alterna con el reempleo de grano “aproximadamente cada dos años, en función de cómo se comporte la variedad”. “El campo está más limpio cuando usamos certificada”, reitera.

Además, la diferencia de precio “no es muy importante entre la R2 que compramos y el reempleo de grano”. Una cantidad de dinero “que es muy pequeña, teniendo en cuenta que el gasto importante se realiza en abonar y tratar los cultivos”.

A la hora de adquirir la semilla “nos inclinamos por las variedades que se dan bien en la zona”, el páramo cercano a Peñafiel. En ocasiones se trata de variedades probadas en campos de ensayo del entorno, o que se multiplican para distribuidores de la comarca. “Son las que nos dan más confianza porque sabemos que se van a comportar mejor en nuestro suelo y con nuestro clima”.

Y es que “no es tan interesante una variedad que haya tenido un comportamiento excelente, por ejemplo, en Francia”. O las que han dado un buen resultado en regadío, que darán un resultado limitado, sobre todo si hablamos de un año de pocas lluvias o inexistentes, como el pasado.

Santiago tiene la ventaja de contar con buenos distribuidores en la zona, “que me ofrecen lo que me interesa a mí, y no lo que les interesa vender a ellos”. En muchas ocasiones, además, “ellos mismos las han probado y saben perfectamente cómo pueden comportarse en mi suelo”, recalca.

 

“La semilla certificada es la mejor opción para cereal de regadío”

Amadeo Jiménez siembra todos los años 50 hectáreas de cereal de regadío en su explotación de El Carpio, en el suroeste de la provincia de Valladolid. Su planteamiento agronómico incluye la rotación con patata y remolacha, aunque la explotación (de 95 hectáreas en total) abarca otros cultivos, como el guisante.

En el caso del trigo y la cebada su estrategia pasa por obtener los mayores rendimientos posibles, por lo que siempre dedica a estos cultivos los mejores suelos, “donde los vas a poder atender mejor y vas a tener agua disponible”.

Por esa misma razón no se plantea otra posibilidad que la de comprar semilla certificada. Compra R2, que siembra para obtener altas producciones y para obtener su propia semilla.

“La semilla certificada es la mejor opción para el cereal de regadío”, señala, “tanto por los rendimientos como por la sanidad vegetal”. De hecho, lleva más de 20 años dedicado a la agricultura y en este tiempo ha notado “claramente” la mejora experimentada por las variedades.

No solo en las producciones, que han mejorado de forma evidente, sino en relación con la sanidad vegetal, “puesto que la semilla cuenta cada vez con una genética más preparada para hacer frente a las enfermedades”, remacha.

 

“Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”

A Diego Hernández no le faltan ocupaciones ni le sobra tiempo por no saber qué hacer. Además de la explotación Agrícola Llorente gestiona la seleccionadora Semilla Esgueva. Atiende las fincas propias para obtener su propia cosecha y multiplica para otros en Villarmentero de Esgueva (Valladolid). La semilla certificada es la piedra angular de todo lo que hace.

“Todos los años multiplico y me quedo con R1 y algo de G4 para uso propio”, confirma. Hernández es un firme defensor de la certificada. “Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”, afirma tajante. No tiene dudas. Y confía en las cualidades de lo que siembra si tiene la pureza genética acreditada.

Sabe que la producción será mejor y que, al final de la campaña, las cuentas salen en su favor. “Me ha sorprendido que la gente ha aceptado bastante bien el canon que abona por el acondicionamiento.  Hay quien tiene miedo a las inspecciones”, apunta. Su receta para el resto de agricultores es que pongan R1, para que después puedan acondicionar el grano e ir renovándolo campaña a campaña.

Producción, buena nascencia, sanidad vegetal, trazabilidad buen resultado económico son los argumentos en favor de la semilla certificada de este agricultor de Villarmentero de Esgueva.

“Siempre siembro semilla certificada al 100%”

En el entorno de Toro (Zamora) Félix Asensio del Teso cultiva cerca 500 hectáreas. Le da para viñedo, guisantes, maíz dulce, forraje, cereal, lentejas, garbanzos… Este año, por ejemplo, dedicará 160 hectáreas solo a cebada. Ya la lluvia que ha traído el cambio de año en la comarca zamorana ha servido para uniformar las nascencias, aunque al profundizar con el arado veinticinco centímetros la tierra continúa todavía seca. “Si quiere llover más tendremos una cosecha normal”, se consuela el agricultor.

De todas formas, para Del Teso la apuesta es clara: lleva tres años en los que nada más pone semilla certificada en las fincas de su extensa explotación. “Siembro al 100% semilla certificada”, repite varias veces en defensa de su manera de gestionar los campos. “Cebada, triticale, veza, trigo… todo lo que siembro es certificado”, insiste.

“Con menos kilos sembrados en su época hay mejores resultados. Se nota en la nascencia. La semilla certificada tiene más poder”, describe Del Teso. Por los 200 kilos que antes empleaba ahora le basta con 170, o menos, de certificada.

Además, le va mejor por “temas logísticos”. Organizar la semilla propia supone que es necesario disponer de una nave en la que guardarla, donde a pesar de todo siempre acumulará humedad y atacará el gorgojo. “Al final, hay que tirar algo todos los años”, explica. Ahora le sirven en ‘big bags’ la simiente que necesita, e incluso le recogen lo que le sobre.

Con la semilla certificada todo son facilidades y ventajas para el agricultor.

El coste de emplear semilla certificada apenas supone cuatro euros más por hectárea

El agricultor que siembre semilla certificada apenas pagará cuatro euros más por hectárea que si se inclina por acondicionar su propio grano.

La clave de que exista esa mínima diferencia reside en la dosis de siembra necesaria, que se sitúa en 200 kilos por hectárea en el caso de la semilla certificada, frente a los 240 kilos del grano acondicionado.

Teniendo en cuenta ese dato, se puede considerar que el agricultor deberá pagar 70 euros por hectárea por la semilla certificada, frente a los 55 euros del grano acondicionado.

En este segundo caso, a esa cantidad se le deben añadir siete euros por hectárea en calidad de selección del grano, más otros dos euros por el tratamiento fungicida.

Un último gasto para el grano acondicionado sería de dos euros por hectárea para el almacenamiento y transporte, con lo que la cantidad total de gasto es de 66 euros por hectárea, solo cuatro por debajo de lo que supone la semilla certificada.