Limagrain Ibérica ya cuenta con más de 30 años de experiencia en el sector de las semillas y se ha convertido en una compañía referencia en el ámbito de los cultivos extensivos. En este momento, a punto de entrar en una nueva campaña de cereal, hemos querido conocer de la mano de Javier de Sebastián, jefe de producto de cereal y uno de los responsables de este cultivo en ANOVE, las ventajas del uso de semilla certificada.
Javier, ¿Puedes recordarnos los beneficios de la utilización de semilla certificada?
Lo primero que hay que decir es que la semilla certificada es la única semilla capaz de garantizarte el origen y, por tanto, la identidad. Igualmente, al tener que cumplir los estándares que requiere La Oficina Española de Variedades Vegetales con respecto a la germinación- capacidad germinativa-, a la pureza específica, a la ausencia de malas hierbas y a la pureza varietal, asegura un alto rendimiento. A nivel sectorial, cumple con la función de asegurar la obtención de nuevas variedades mediante la investigación surgida de los royalties que genera; colaborando, en definitiva, también en el futuro y la sostenibilidad. También podríamos hablar de la trazabilidad.
Sí, porque de cara al productor de alimentos y al consumidor final se habla ahora mucho sobre trazabilidad. La semilla certificada supone una parte fundamental en este sentido, ¿verdad?
Es el primer ladrillo del edificio de la trazabilidad, garantizando identidad y origen incluso en el mismo proceso de la semilla. Desde los primeros originales hasta la semilla que le llega al agricultor, pasando por los ciclos multiplicación y reproducción de la semilla, hay un ciclo de trazabilidad que desaparecería totalmente si se usan otras semillas de origen desconocido.
¿Alguna particularidad que quieras resaltar en cuanto a la utilización de semilla certificada en el cultivo de cereal?
La particularidad en lo que al cereal se refiere es que hablamos de una planta alógama y fácilmente reproducible. Pero el hecho de que, desde las autoridades se certifique la semilla, tiene una sencilla razón: asegurar la calidad y la producción, y con ello la seguridad alimentaria; y sus procesos la garantizan. La reproducción indiscriminada supone una contaminación en la cadena productiva.
En entrevistas recientes afirmabas que en comunidades como Castilla y León, la mayor productora de cereal de España, queda mucho trabajo por hacer, ya que asegurabas que el 50% de las semillas que se siembran no son legales. ¿Cuál es el camino a seguir para lograr una mayor concienciación?
Bueno, el porcentaje era una estimación nuestra, y generosa, por cierto. En cuanto a lo que debemos hacer se trata continuar el trabajo que estamos realizando desde Anove, una combinación de acciones encaminadas a demostrar que la semilla certificada es un input de producción y un control del comercio para evitar el acto desleal que supone la comercialización de semillas ilegales. Es importante también la información y la formación para todos los agentes que intervienen en este proceso.
¿Cómo valoras la labor de Anove en este sentido?
Es necesaria. Lo que voy a decir no resultará políticamente correcto, pero en este sector existe una cierta tolerancia con respecto la clandestinidad en el mundo de la semilla, posiblemente por un proteccionismo, mal interpretado, de los intereses del agricultor. El sector en conjunto debería tomar conciencia de la magnitud de las consecuencias de este problema. Hay que decir también que los principales perjudicados de esto son los agricultores y por tanto el consumidor de lo que éste produce.