Cada euro invertido por las compañías obtentoras en la mejora genética de los cereales repercute en un beneficio de siete euros para el sector productor. Así lo señaló el vicepresidente de la Sección Cereales y Proteaginosas de ANOVE, Valentín López, durante la jornada sobre Innovación en Cereal.
Durante su ponencia ‘Retos en la investigación de cereales en España’, López apuntó que en España “más del 50% de la evolución de los rendimientos es debida a la mejora genética de las nuevas variedades de cereales”, muy por encima de factores como la fertilización, la densidad de siembra, el ajuste fenológico, el control de malas hierbas o la mecanización.
Esta labor investigadora se ha revelado como esencial para adaptar la actividad agrícola al cambio climático, con un aumento generalizado de las temperaturas y una gran inestabilidad en las precipitaciones.
En ese sentido, está permitiendo obtener plantas más eficientes en el uso del agua y adaptar los ciclos a las nuevas condiciones ambientales y climáticas, “manteniendo parámetros de resistencia a frío invernal y fotosensibilidad en la fase vegetativa”.
Las nuevas variedades también ofrecen un mejor comportamiento ante la reducción de los fertilizantes, de modo que se avanza en la búsqueda de plantas que se adapten a estados carenciales o de déficit de nutrientes esenciales (NPK) y oligoelementos. “Hoy tenemos variedades ‘fertiless’, que en situaciones de carencia de nitrógeno mantienen la producción y el nivel de proteína en grano en un rango de tolerancia -10% N disponible”, recalcó el responsable de ANOVE.
En cuanto a la resistencia a enfermedades, se han incorporado nuevos genes de resistencia a plagas y patógenos (rax, mayetiola…), si bien “necesitamos combinar estas resistencias con agentes químicos”. De este modo, “tenemos que integrar en la semilla ambas fuentes, por lo que debemos crear un marco regulatorio estable basado en la eficiencia y el respeto al medio ambiente”, recalcó.
Por todo ello, definió el “gran reto” al que se enfrenta el sector, que es el de “contar con un modelo de financiación de I+D que garantice la sostenibilidad de los programas de mejora, con un acuerdo estable a largo plazo”. Por eso resulta “fundamental” que todos los eslabones de la cadena de valor (obtentores, semillistas, agricultores, transformadores industriales, proveedores de suministros y administraciones) entiendan que es “estratégico” potenciar los programas de mejora en cereales.