Pablo Gómez Conejo, Subdirector de investigación y tecnología del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), destaca la colaboración de los organismos públicos con la empresa privada con el objetivo de obtener nuevas variedades para el agricultor. Gómez explica cómo en el plazo de diez años (tiempo estimado que necesita una nueva variedad para salir al mercado) es fundamental la colaboración de las casas de semillas con la Administración para tener obtener un resultado final óptimo y listo para competir en un mercado cada vez más exigente: «El músculo de la Administración permite crear nuevas variedades de mayor calidad y perfectamente adaptadas a su territorio».
El Subdirector de investigación y tecnología del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) destaca la labor de estos entes públicos «diseñando ensayos y adaptando las variedades pensando siempre a largo plazo. El objetivo es que el productor pueda tener una posición cada vez más fuerte en un mercado que, campaña a campaña, resulta más competitivo».
Como siempre, hablamos de trazabilidad: «La semilla certificada, una tecnología fundamental en los cultivos, es la única que garantiza la trazabilidad al agricultor, un imperativo fundamental y que la industria necesita».
Por último, insistir en que en los campos de ensayo del ITACYL se prueban infinidad de variedades con el único objetivo de crear variedades competitivas, perfectamente adaptadas al territorio de Castilla y León, con mayor calidad y mejor rendimiento; siempre, pensando en que el agricultor pueda disponer de ellas y estar preparado para un mercado sumamente exigente.
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