Jorge Llorente es viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Técnológico Agrario). Hasta septiembre, su último cometido había sido el de director general de Producción Agropecuaria e Infraestructura Rural. Llorente, licenciado en Veterinaria, ha ocupado también en la Junta diversas responsabilidades: director general de la Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria de la Consejería de Sanidad, en la que también fue jefe de Servicio de Evaluación de Riesgos y Gestión de Alertas, jefe de Servicio de Sanidad Ambiental, jefe de Sección de Riesgos Biológicos, técnico del Servicio de Protección de la Salud y veterinario inspector de Sanidad y Consumo. Un buen conocedor en todos los ámbitos de lo que supone el empleo de semilla certificada.
-¿Qué aporta la semilla certificada al sector agrícola?
-En primer lugar pureza varietal; saber que la semilla que tenemos es toda de la variedad elegida, que no hay mezclas ni de otras variedades, ni de otras especies. Supone un alto nivel de germinación, por encima del 90%, mientras que otro tipo de semilla no certificada está por debajo del 80% de germinación.
Implica sanidad a la semilla, garantizando que está libre de enfermedades que se transmiten a partir de la semilla, así como evita la mezcla con semillas de malas hierbas. También, homogeneidad en los lotes, al comprar una semilla certificada se garantiza una homogeneidad en germinación, desarrollo de las plantas y en el rendimiento final, evitando nascencias irregulares y extendidas en el tiempo.
-¿Y respecto a la trazabilidad?
-Garantizan una trazabilidad del producto, conociendo su origen, las posibilidades productivas y su adaptabilidad a distintas condiciones edafoclimáticas. La garantía de trazabilidad es más importante si el uso del grano es para consumo humano (harinas, panadería, galletas, sémolas). La semilla certificada es la única que garantiza el origen, la sanidad vegetal y la ausencia de enfermedades.
Con su uso se garantiza la sostenibilidad de los programas de I+D para la mejora de las variedades, lo que va a permitir seguir mejorando en rendimientos, en resistencia a enfermedades, en adaptabilidad al cambio climático.
-¿Es más cara la semilla certificada?
-También se produce un ahorro de significativo de costes, tanto por la menor dosis de semilla empleada en la siembra, si es certificada, como los asociados al tiempo y a la logística necesaria para el acondicionamiento del grano.
-¿Cómo incide en la renta del agricultor?
-Aunque se pueda pagar una cantidad mayor por el uso de semilla certificada, su empleo garantiza un mayor rendimiento, basado en lo comentado anteriormente, garantiza una mayor nascencia, garantiza ausencia de enfermedades, garantiza una homogeneidad en el desarrollo, garantiza una adaptabilidad a la zona de producción, todo ello incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%.
Los obtentores de semillas y los representantes de los agricultores han firmado recientemente un convenio sobre el reempleo de granos para siembra que según las organizaciones firmantes, “aportará transparencia y mayor calidad y rendimiento de los granos al sector de cereales y oleaginosas”.
-¿Qué opinión le merece la firma del convenio de acondicionamiento de grano?
-Buena. En primer lugar porque llegar a un acuerdo entre diferentes grupos y entidades siempre es positivo, además de contribuir a la mejora del conocimiento de los agricultores sobre las ventajas que aportan las nuevas variedades vegetales y la promoción del uso de semilla certificada.
Asimismo, el acuerdo va a fomentar la divulgación de la normativa vigente en relación al reempleo de grano para siembra y contribuirá a la normalización del mercado de semilla. De igual forma, este convenio facilitará a los agricultores la información necesaria para acogerse a la «excepción del agricultor», prevista en la normativa aplicable, en particular en lo que se refiere a los pequeños agricultores de cereal, de forma que se favorezca la trazabilidad de la semilla utilizada por los agricultores.
Al mismo tiempo, se promoverá la firma de contratos de colaboración con terceras entidades debidamente autorizadas, al objeto de facilitar el cumplimiento de sus obligaciones derivadas del reempleo de granos para siembra de variedades protegidas. Por otro lado, el convenio crea una comisión de seguimiento y mediación para su impulso y desarrollo en aquellos aspectos que requieran su concreción, lo cual constituye una garantía para su cumplimiento.
-¿Cuál es el compromiso de la Junta de Castilla y León con la semilla certificada?
-El compromiso de la Junta de Castilla y León con el uso de la semilla certificada se demuestra con la participación, junto con Anove (Asociación Nacional de Obtentores Vegetales), en una jornada dirigida a agricultores en los años 2016 y 2017, para la promoción de la semilla certificada, que se celebra en Zamadueñas.
-¿El de Itacyl?
-El Itacyl, a través de su participación dentro de la Red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos), contribuye a través de sus campos de ensayos y la publicación de resultados, a la difusión de las características de las nuevas variedades certificadas que aparecen en el mercado, contrastando su adaptabilidad a distintas áreas agroclimáticas de Castilla y León.
Asimismo, los distintos programas de mejora genética que se llevan a cabo en el Itacyl, han dado lugar a la obtención y registro de variedades. El uso de estas variedades a través de la semilla certificada, contribuye a la obtención de un canon que puede contribuir a financiar estos planes de mejora. Desde este punto de vista, el uso de semilla certificada de alguna manera nos favorece.
-¿Se generaliza el uso de la semilla certificada en Castilla y León? ¿Cómo lo impulsa la Administración regional?
-Cada año, el uso de semilla certificada en Castilla y León aumenta, aunque todavía estamos por debajo de la media nacional que está en torno al 27%, mientras que en Castilla y León está alrededor del 16% en esta última campaña, lo que ha supuesto un incremento de cinco puntos respecto a la campaña pasada que era de un 11%. La tendencia es al alza, aunque aún estamos lejos de comunidades como Andalucía que superan el 40% del uso de semilla certificada.
La Administración regional, lo impulsa a través de las jornadas antes mencionadas y con la divulgación de los resultados de los campos de ensayo del Itacyl, donde se remarca la importancia del uso de semilla certificada.
-¿Cómo afecta a la mejora en la calidad de las cosechas de la región el mayor empleo de semilla certificada?
-Los datos sobre la influencia de la semilla certificada en los rendimientos son claros el rendimiento medio de las diez variedades de trigo más sembradas en España. Se ha incrementado en las últimas catorce campañas a razón de 30 kilos por hectárea y año: 300 kilos de producción más por hectárea cada diez años.
Estos datos objetivos y científicos, contrastados por la red Genvce, son los que acreditan el trabajo de las casas de semillas en favor de la producción y la rentabilidad. No sólo se ven las mejoras en las estadísticas de rendimiento, sino que también pueden verse mejoras en lo referente a calidad, tanto en harinas, calidad de sémolas, rendimientos grasos y también mejoras respecto a resistencia a plagas y enfermedades y adaptabilidad a condiciones meteorológicas adversas.
-¿A qué aspectos se refiere?
-Trazabilidad, homogeneidad de los lotes, aumento del rendimiento, resistencia a plagas y enfermedades y mejora de la calidad.
En números un aumento del rendimiento de 30 kilos por hectárea anuales. Supone que en diez años tengamos variedades que producen 300 kilos por hectárea más, lo que supone un incremento de 54 euros por hectárea. Teniendo en cuenta que los costes de un cereal por hectárea están entre 400 y 480 euros, esos 54 euros suponen más del 10% de los costes, lo que permitiría pagar el coste de la semilla.
En calidad, donde para trigos de fuerza se exigen proteína por encima del 13% y W (fuerza) superior a 300, estas condiciones sin una semilla certificada son imposibles de conseguir.
Por otra parte, la industria exige lotes homogéneos, que solo los puede dar una semilla certificada. La semilla acondicionada o de otro tipo no puede garantizar homogeneidad, suele tener mezclas. Las semillas certificadas, con variedades para calidad harino panadera, garantizan que un aumento de dosis de abonado va a conseguir mayor rendimiento, mayor proteína y mayor W; aspecto este no garantizado con otro tipo de semilla.
La resistencia a plagas y enfermedades, especialmente variedades con resistencia a razas de roya amarilla, ahorran costes en tratamientos y aumentan el rendimiento. También, si vienen tratadas, previenen contra posibles ataques de plagas en los primeros estadios de la planta.