“El agricultor está cada vez más convencido por la semilla certificada”

“La demanda de semilla certificada ha aumentado mucho. No hemos tenido suficiente, pero ha habido mucha más demanda. Habríamos vendido el doble si lo hubiéramos tenido”, atestigua de manera tajante Carlos Colmenares, director del centro de alto rendimiento de selección de semilla de la cooperativa Agropal en Magaz (Palencia). La única pega ha venido esta vez de mano de la meteorología, que dejó la última cosecha casi en algo testimonial.

“Ha sido un mal año en los campos de multiplicación, incluso en los de regadío. Ha habido caídas del 20% para mantener los parámetros de calidad que siempre respetamos”, apunta el experto de Agropal. Los cooperativistas han podido visitar la nueva seleccionadora instalada en Magaz, una de las mejores de Europa, para comprobar la calidad y eficiencia con la que funciona.

“La tratadora es muy exacta y los socios califican de ‘increíble’ cómo deja esta seleccionadora el grano. No se ve nada de bromo, por ejemplo”, describe Colmenares. “El socio está cada vez más convencido de usar la semilla certificada”, concluye.

La razones que ven en Agropal son, sobre todo, que incluso utilizando menos dosis para la siembra es mejor la nascencia. “La tendencia es que, con la nueva planta de selección, el empleo de semilla certificada vaya para arriba”, concluye Carlos Colmenares.

Su previsión es que, si todo se desarrolla con normalidad, de la planta salgan la próxima temporada entre siete y ocho millones de toneladas de semilla. También hacen reempleo de grano para los socios, con todos los trámites legales necesarios, incluyendo el abono del canon.

 

“Solo podremos atender la demanda futura de trigo desde la investigación y la cooperación global”

El trigo es sin duda el cultivo más importante para los seres humanos, al constituir una de las principales fuentes de hidratos de carbono y proteínas para las personas, además de ser el alimento más comercializado en el mundo.

Así lo ha señalado Alisa-Naomi Sieber, gestora de programas de la plataforma Wheat Initiative, durante la jornada sobre Innovación en Cereal. Como destacó durante su intervención, el trigo se cultiva en 120 países y supone el 11% de la producción agrícola mundial, así como el 16% de la superficie de cultivo.

Con todo, la producción de este cereal debe crecer un 60% de aquí a 2050 para atender la demanda, “algo que solo se puede conseguir desde la innovación y la cooperación global”.

La Wheat Initiative (Iniciativa Trigo) fue puesta en marcha por un acuerdo de los ministros de Agricultura del G20 para coordinar la investigación global sobre trigo. Su sede central está en Berlín.

Se creó en 2011 y supone un marco de trabajo en el que se establecen prioridades para la investigación global sobre trigo, abarcando países desarrollados tanto como en vías de desarrollo.

La Wheat Initiative promueve la comunicación entre los investigadores, las fuentes de financiación y los legisladores, y aspira a una investigación eficiente y a largo plazo.

Esta actividad “debe llevar a obtener mejores variedades de trigo y a extender por todo el mundo el conocimiento de mejores prácticas agronómicas”. El objetivo es “mejorar los rendimientos de este cereal en todo tipo de suelo y clima”, según Sieber.

 

“Todo el sector del cereal tiene que innovar para seguir siendo rentable y sostenible”

Todo el sector del cereal debe implicarse a fondo en la innovación para seguir siendo rentable, sostenible, y producir alimentos de calidad a una población creciente. Esta es una de las conclusiones de la jornada Innovación en Cereal que han organizado ASAJA, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias de España y ANOVE-GESLIVE en el Ministerio de Agricultura.

Estas instituciones han puesto en valor el convenio firmado recientemente sobre reempleo de granos para siembra, que, según han destacado, aportará “transparencia y mayor calidad y rendimiento de los granos al sector de cereales”.

La jornada, inaugurada por el secretario general de Agricultura y Alimentación, Carlos Cabanas, ha contado con diversos ponentes que han explicado los retos que tiene el sector cerealista a nivel internacional, europeo y español, que tiene el principal reto de seguir produciendo este alimento básico para una población mundial en continuo crecimiento.

Durante la jornada se presentó la iniciativa que ya existe en Reino Unido, similar al convenio firmado por estas organizaciones en el mes de julio, en la que apuestan por la unidad de todos los actores implicados para conseguir un sector fuerte y preparado para superar los nuevos retos que se nos plantean cada día.

Los expertos del Copa-Cogeca, Pedro Gallardo, vicepresidente de Cereales, y Thor Gunnar, presidente de Semillas, destacaron que las técnicas de mejora genética son fundamentales y son la herramienta por la que debe apostar la UE para dar soluciones a los efectos del cambio climático. El ciudadano europeo debe ser consciente que la innovación hace que tenga alimentos en su nevera todo el año.

La jornada finalizó con una mesa redonda moderada por Silvia Capdevila, Subdirectora General de Cultivos Herbáceos e Industriales y Aceite de Oliva, en la que participaron Juan Sánchez Brunete de ASAJA, Juan Ignacio Senovilla de UPA, Agustín Herrero de Cooperativas Agro-alimentarias de España y Antonio Villaroel de ANOVE. Todos remarcaron la importancia del convenio que no obliga a nada más de lo que ya recoge la normativa.

Agustín Herrero destacó que el sector del cereal tiene retos importantes, y para alcanzarlos las claves son la investigación y la innovación. Asimismo, señaló que un mayor uso de semilla certificada va a mejorar la rentabilidad de las explotaciones.

Sánchez Brunete afirmó que hay que explicar bien el convenio para que los agricultores entiendan que es beneficioso para avanzar en innovación.

Nacho Senovilla afirmó que una buena semilla es fundamental para obtener buena cosecha, y que  el reto de los agricultores es que tenemos que producir más y más barato para asegurar la rentabilidad de las explotaciones.

Por su parte, Antonio Villarroel remarcó que este acuerdo es un modelo sostenible de colaboración entre agricultores, cooperativas y obtentores para avanzar en la innovación. Puntualizando que la mejora genética no es nada más que la esencia de la agricultura.

 

La semilla certificada concita un gran consenso en el campo

No hay dudas. Las organizaciones agrarias, las cooperativas de agricultores, las empresas obtentoras y la Junta de Castilla y León defienden a capa y espada las virtudes de la semilla certificada. Y, en consecuencia, apuestan por que sea la que se siembre para producir mejores alimentos y que la actividad le resulte rentable al productor.

Lorenzo Ramos, secretario general de UPA; Ángel Villafranca, presidente de Cooperativas  Agro-Alimentarias; Pedro Barato, presidente de Asaja; Jorge Llorente, viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Tecnológico Agrario), y Antonio Villarroel, secretario general de Anove, han recalcado una y otra vez que la semilla certificada es la que más produce, da un cultivo con mejor sanidad vegetal y es la única que garantiza la trazabilidad.

Las organizaciones que representan (Asaja, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias y Anove-Geslive) ya suscribieron en julio de 2017 el convenio de acondicionamiento de granos para la siembra, del que se beneficia el agricultor y que Villafranca ha descrito como «un paso adelante para mantener la competitividad de nuestras explotaciones».

Villarroel destaca la trascendencia del Convenio. “Además de mejorar el conocimiento de los agricultores sobre las ventajas de las nuevas variedades vegetales y el uso de semilla certificada, también cubrimos objetivos añadidos que fomentan la investigación”, ha manifestado.

“Es bueno que el agricultor tenga diferentes opciones para declarar el grano acondicionado y evitar los problemas arrastrados en los últimos años”, ha recalcado el secretario general de UPA.

Sobre la rentabilidad de la semilla certificada, el viceconsejero de la Administración regional deja claro que “incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%”.

Barato explica que Asaja “quiere potenciar el suministro de semillas de alta calidad entre los agricultores, impulsando un sistema que garantice la competitividad del sector agrícola mediante la innovación la mejora y la renovación varietal. El uso de semilla certificada aporta, sin duda, múltiples beneficios para el agricultor en cuanto a mejora de los rendimientos, mayor adaptabilidad a las condiciones climáticas, etc”.

Entrevistas:

La investigación es fundamental para tener las mejores variedades

El agricultor español siembra su cereal (avena, cebada, trigo, centeno y triticale) con el 32% de semilla certificada.  Implica más producción y menos costes, lo que justifica plenamente el trabajo de los obtentores de nuevas y mejores variedades.

Desarrollar  una variedad en la Unión Europea supone, de media, millón y medio de euros. La empresa emplea más de diez años para desarrollarla y contrastar que aporta ventajas sobre las que ya existen en el mercado. La aportación económica del agricultor hace para comprar la semilla certificada y por acondicionar su grano también le beneficia.

Una parte del canon se destina a crear un  Fondo de Investigación Local Cogestionado. Su objetivo es la puesta en marcha de programas específicos destinados a la innovación varietal adaptada a las necesidades de la agricultura nacional.

La innovación y la investigación son más necesarias que nunca para afrontar adversidades como la sequía de la última campaña, las enfermedades vegetales, la mala nascencia o producciones que ponen en jaque la rentabilidad de la explotación. Por estos y otros motivos, es imprescindible contar con semillas que permitan una agricultura mejor y más competitiva. Y es que la investigación en nuevas variedades siempre se pone de manifiesto en favor de la cosecha.

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Los agricultores son los primeros interesados en utilizar para la siembra la mejor semilla. La búsqueda de la mayor producción, y la consiguiente rentabilidad, pone a la semilla certificada en el primer puesto de salida. La siguiente opción es el acondicionamiento del propio grano, con el abono del pago que establece la ley. Productores, técnicos y responsables de cooperativas, además de otros agentes implicados acreditan que ambas son las mejores opciones. Casi las dos únicas en la práctica.

“Siembro al 100% semilla certificada”, repite varias veces en defensa de su manera de gestionar los campos Félix Asensio del Teso, agricultor en Toro (Zamora). “Cebada, triticale, veza, trigo… todo lo que siembro es certificado”, insiste. “Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”, afirma tajante Diego Hernández, que además de la explotación Agrícola Llorente gestiona la seleccionadora Semilla Esgueva en Valladolid. No tiene dudas. Y confía en las cualidades de lo que siembra si tiene la pureza genética acreditada.

Respecto a la diferencia en los costes respecto a utilizar semilla o grano acondicionado, el agricultor de San Llorente (Valladolid) Santiago Bombín señala que  “no es muy importante entre la R2 que compramos y el reempleo de grano”. Una cantidad de dinero “que es muy pequeña, teniendo en cuenta que el gasto importante se realiza en abonar y tratar los cultivos”.

“Está demostrado que el escalón más productivo es el R2. A partir de R3 la genética decae mucho, sobre todo en relación con los rendimientos. La semilla R2 es mucho más productiva haciendo exactamente lo mismo. Tanto como la R1, solo que esta le resulta mucho más cara al agricultor. Esta última solo es recomendable para quien desee hacer su propia R2”, asegura Urbano Blanco, de Agropal.

“Hay que utilizar semilla buena”, razona Tomás Feliz, de Aldeaseca de Arévalo (Ávila). “La nascencia es más homogénea. El fallo que pueda tener es mínimo. Y con menos dosis de siembra nace bien, así que ahorras con la semilla certificada”, concluye.

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Una vía para obtener mayor producción con unos costes limitados

Una de las cuestiones que han logrado poner de acuerdo a técnicos y agricultores es que confiar en la semilla certificada se traduce en una mayor producción, acompañada por una reducción en los costes de explotación. Una opción más eficiente que, además, es más amable con la naturaleza.

Basta con tomar papel y lápiz para constatar las ventajas de esta semilla: la dosis de siembra necesaria es de 200 kilos por hectárea en el caso de la certificada, frente a los 240 kilos del grano acondicionado.

De este modo, se puede considerar que el agricultor debe pagar 70 euros por hectárea por la semilla, frente a los 55 euros del grano propio reempleado. Solo que en este segundo caso se deben añadir a esa cantidad siete euros por hectárea en calidad de selección del grano, más otros dos euros por el tratamiento fungicida. Además de otros dos para el almacenamiento y transporte: 66 euros por hectárea, solo cuatro por debajo de lo que supone la semilla certificada.

Junto al mero análisis de costes, cabe recordar que la certificada permite obtener mayores rendimientos por hectárea, al mismo tiempo que un mayor peso específico.

Entre las ventajas también se puede destacar que con la certificada se reduce la presencia de malas hierbas, puesto que al adquirirla se evita la presencia de otras especies vegetales. Como consecuencia, mayores rendimientos por hectárea y una reducción del coste en tratamientos contra las malas hierbas.

Lo mismo cabe decir respecto a las plagas y enfermedades, puesto que la certificada lleva incorporadas materias activas fitosanitarias que permiten a la futura planta resistir mejor la presencia de plagas y enfermedades.

 

Acondicionar el grano, una opción que también sale rentable

La normativa comunitaria y española dedica especial atención a  la denominada ‘exención agrícola’, que permite a los agricultores el reempleo de grano de variedades protegidas para la siembra en la propia explotación.

Esta exención es del todo lícita siempre que se efectúe a título individual, y siempre que proceda de un origen legal: de una anterior compra de semilla certificada por el propio agricultor.

El Convenio Marco sobre Reempleo de Grano para Siembra suscrito en junio de 2017 fija un baremo unificado de remuneración por esta reutilización de grano.

De esta manera, se simplifica el pago de estas retribuciones por parte del agricultor, que son de 12 euros por tonelada de grano acondicionado cuando el agricultor use los servicios de un acondicionador.

Al mismo tiempo, se establecen diferentes cantidades en función de los rendimientos medios de la comarca, cuando el agricultor recurra a una organización agraria u otra entidad gestora de la PAC que haya suscrito un convenio de colaboración con Geslive.

Una excepción a este régimen está en la figura del pequeño agricultor, que está exento de la contribución económica por reempleo.

Para delimitar qué agricultor puede ser considerado ‘pequeño agricultor’ el convenio fija una superficie máxima de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación.

De este modo, se establecen cuatro tipos de explotaciones o zonas:

Zona A
Secano de rendimientos medios comarcales menores o igual a 2.200 kilos por hectárea: 60 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona B
Secano de rendimientos medios comarcales entre 2.200 y 3.200 kilos por hectárea: 40 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona C
Secano de rendimientos medios comarcales de 3.200 kilos o más por hectárea: 20 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona D
Regadío: 10 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

En el caso de que la explotación de un agricultor se halle situada en comarcas con diferentes rendimientos medios, se aplica un índice de ponderación, que es de valor 1 en la superficie A, de 1,5 en la superficie B, de 3 en la superficie C y de 6 en la superficie D.

El Convenio Marco establece que corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.

El pago por reemplear grano, más fácil y simple

Con el último Convenio Marco sobre Reempleo de granos para siembra suscrito con fecha 10 de julio de 2017, entre Geslive y las organizaciones agrarias Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias de España, se ha fijado un baremo unificado de remuneración por el reempleo de grano para siembra de las distintas variedades vegetales protegidas de especies de cereales, leguminosas y proteaginosas. De esta manera, se simplifica y facilita el pago de estas retribuciones por parte del agricultor, cumpliendo de una manera sencilla con lo establecido en la distinta reglamentación en vigor, europea y española, en relación a la “exención agrícola”.

Dicho nivel unificado de remuneración por el uso de la exención agrícola que deberán satisfacer los agricultores que reempleen grano para siembra de las especies de cereales, leguminosas y proteaginosas, queda establecido de la siguiente manera:

A. La cantidad de 12 euros por tonelada de grano acondicionado para siembra de cualquiera de las variedades protegidas, cuando el agricultor use los servicios de un acondicionador.

B. Las cantidades siguientes, establecidas, en función de los rendimientos medios de la comarca, en euros por hectárea de superficie sembrada en tales explotaciones con grano de las variedades protegidas, cuando el agricultor use una organización agraria u otra organización gestora de la PAC bajo contrato de colaboración con Geslive.

Zonas Rendimiento medio (Kg./Ha)

Comarcas *

Remuneración

€/ha sembrada

A Secano: Menor o igual a 2.200 1
B Secano: Entre 2.220 y 3.200 2
C Secano: Mayor o igual a 3.200 3
D Regadío 3
*Plan de Regionalización Productiva del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, publicado en el Real Decreto 1470/2007.

 

Este Convenio Marco también establece la información necesaria para que el agricultor pueda acogerse a la excepción del pequeño agricultor. Para delimitar qué agricultor puede ser considerado como “pequeño agricultor” a los efectos de este Convenio Marco, y por ello exento del pago de la remuneración aplicable por reempleo de grano, el Convenio fija una superficie máxima (hectáreas) de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación, que no se debe exceder. Para esta consideración corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.

Cabe recordar que la reglamentación en vigor, europea y española, en relación con la “exención agrícola” permite a los agricultores, para ciertas especies, el reempleo de granos de variedades protegidas para la siembra en la propia explotación.  Es decir, el agricultor puede guardarse grano de su propia cosecha y usarlo como material para la siembra. Esta exención del agricultor será lícita siempre que se efectúe a título individual, y que dicho material de siembra tenga un origen legal, es decir, provenga de una anterior compra de semilla certificada del propio agricultor. Dicho grano obtenido de la cosecha y destinado a la siembra, nunca podrá ser objeto de comercio, ni de intercambio entre agricultores.

 

 

La investigación en nuevas variedades se pone de manifiesto en la cosecha

La salida al mercado de una nueva variedad vegetal para el cultivo –más productiva y mejor adaptada a terrenos con características específicas- le supone a su creador (Obtentor), al menos, un esfuerzo de doce años de trabajo, fijando y seleccionando aquellos caracteres genéticos que aporten una mejora, así como una inversión de entre 1 y 1,5 millones de euros. Este esfuerzo se ve recompensado a medida que la variedad se establece en el mercado, gracias a sus cualidades, y que el agricultor sabe recompensar, aumentándose la demanda de semilla certificada.

Resulta totalmente imprescindible mantener estos programas de mejora, con el objeto de que los agricultores dispongan de nuevas variedades, cada vez mejores, que se adapten a las condiciones agro-climáticas determinadas de sus explotaciones. Sólo es posible la mejora de las variedades vegetales mediante una inversión continua en programas de investigación y desarrollo, aplicando por parte de la Industria de la Obtención todas las herramientas técnicas y científicas, garantizando de esta manera la máxima eficiencia en la mejora.

Una vez que es obtenida una nueva variedad, está debe pasar una serie de rigurosos exámenes técnicos y agronómicos, como requisito para ser admitida en el Registro de Variedades Comerciales. Estos exámenes oficiales son efectuados por la Oficina Española de Variedades Vegetales,  organismo perteneciente al Ministerio de Agricultura (Mapama). Esta nueva variedad es, además, testada por la red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España), con el objeto de verificar, mediante ensayos en campo, su adaptabilidad a las distintas condiciones edafológicas y agroclimáticas de la península, así como obtener una ficha técnica de sus concretos resultados agronómicos para cada una de las zonas ensayadas. Estos ensayos oficiales son tediosos y muy meticulosos, aportando unos resultados agronómicos específicos para la variedad, que servirán como guía técnica al agricultor a la hora de seleccionarla como opción para la siembra en su explotación.

La elección por el agricultor de la variedad a sembrar cada campaña es una tarea que debe hacerse bien meditada, tomando en consideración todas las características específicas de dicho material  y contando con el mejor asesoramiento. El éxito de esta elección será visible en el momento de la cosecha.