La semilla certificada concita un gran consenso en el campo

No hay dudas. Las organizaciones agrarias, las cooperativas de agricultores, las empresas obtentoras y la Junta de Castilla y León defienden a capa y espada las virtudes de la semilla certificada. Y, en consecuencia, apuestan por que sea la que se siembre para producir mejores alimentos y que la actividad le resulte rentable al productor.

Lorenzo Ramos, secretario general de UPA; Ángel Villafranca, presidente de Cooperativas  Agro-Alimentarias; Pedro Barato, presidente de Asaja; Jorge Llorente, viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Tecnológico Agrario), y Antonio Villarroel, secretario general de Anove, han recalcado una y otra vez que la semilla certificada es la que más produce, da un cultivo con mejor sanidad vegetal y es la única que garantiza la trazabilidad.

Las organizaciones que representan (Asaja, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias y Anove-Geslive) ya suscribieron en julio de 2017 el convenio de acondicionamiento de granos para la siembra, del que se beneficia el agricultor y que Villafranca ha descrito como «un paso adelante para mantener la competitividad de nuestras explotaciones».

Villarroel destaca la trascendencia del Convenio. “Además de mejorar el conocimiento de los agricultores sobre las ventajas de las nuevas variedades vegetales y el uso de semilla certificada, también cubrimos objetivos añadidos que fomentan la investigación”, ha manifestado.

“Es bueno que el agricultor tenga diferentes opciones para declarar el grano acondicionado y evitar los problemas arrastrados en los últimos años”, ha recalcado el secretario general de UPA.

Sobre la rentabilidad de la semilla certificada, el viceconsejero de la Administración regional deja claro que “incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%”.

Barato explica que Asaja “quiere potenciar el suministro de semillas de alta calidad entre los agricultores, impulsando un sistema que garantice la competitividad del sector agrícola mediante la innovación la mejora y la renovación varietal. El uso de semilla certificada aporta, sin duda, múltiples beneficios para el agricultor en cuanto a mejora de los rendimientos, mayor adaptabilidad a las condiciones climáticas, etc”.

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